¿De dónde procede la Voluntad? ¿Por qué quiere saberlo todo?
La Voluntad es nuestra memoria del Tiempo. Nuestra conciencia temporal, registra los sucesos del Tiempo y con ellos va construyendo su memoria.
Es nuestra memoria profunda, nuestra memoria Reflexiva, es independiente de la memoria de la Razón, en realidad, ambas memorias son opuestas y a la vez complementarias, como nuestra mano izquierda y nuestra mano derecha.
El Principio que rige a la Voluntad, su mayor anhelo, es La Libertad.
El origen de la Voluntad no está en este mundo tridimensional, sus raíces no están en el Espacio sino en el Tiempo. Ella se nutre del Tiempo, no crece sumando memoria, no es magnética como la memoria del Espacio.
La memoria de la Voluntad es invisible, inmaterial, como el Tiempo. Es Luz.
La Voluntad no crece sumando memoria como el Espacio, sino que crece restándose como el Tiempo. La Voluntad trae del Tiempo su propia inspiración y crece renovándose. En la medida que, entrega su vieja inspiración, va recibiendo del Tiempo, su inspiración nueva.
La memoria de la Voluntad, de naturaleza eléctrica, como la electricidad que todos conocemos, no está hecha para ser guardada o almacenada sino para hacerla correr, para ser consumida, sin miedo a agotarla, porque el saber que puede alcanzar la Voluntad resulta ser inagotable.
Nuestra memoria del Tiempo es interactiva, necesita relacionarse, comunicarse, enseñar lo que sabe. Aprende enseñando, tiene inspiración propia, y cuanto mejor enseña más inspirada se encuentra.
Es un Principio Universal que la Energía, y la Memoria es Energía, siempre se mueve desde donde hay MAS hacia donde hay MENOS.
De modo que, la clave para hacer crecer nuestro saber es enseñar lo que sabemos, cuanto antes, a quien más lo necesite, a quien tiene hambre de saber.
Así, en la medida que enseñemos más, más saber recibiremos del Tiempo, mayor será nuestro campo eléctrico, mayor será nuestra Voluntad, mayor será nuestro Poder Real.
Guardando lo que sabemos, la Especie Humana no crecerá en Sabiduría, y nosotros mismos perderemos la Inspiración que tanto necesita nuestra Alma, es decir nuestra Voluntad.
Por su propia naturaleza, la Voluntad es reflexiva, analítica, lógica. Tiene sed de saber, quiere saberlo todo. Es memoria eléctrica, positiva, expansiva, generosa, que disfruta enseñando lo que sabe.
La Voluntad es hija del Tiempo, hija de la Verdad que esconde el Tiempo. Es por eso, que ella adora, por encima de todo, LA VERDAD, fundamento de la Libertad.
Si, como ya sabemos, la Atención goza de vida eterna, no nace, no tiene principio ni final, al contrario que nuestra Razón material, sujeta a las leyes del Espacio, que nace para morir, para renovarse, para perfeccionarse un paso más en cada generación.
La Voluntad no es eterna ni tampoco es mortal, está construida con memoria del Tiempo, memoria de naturaleza eléctrica, invisible, inmaterial, memoria que tiene en cada uno de nosotros un principio, el principio de nuestra memoria propia, individual, que nos va dando identidad, conciencia de quienes somos. Esta memoria que construye nuestro cuerpo invisible, la Voluntad, tiene por tanto un principio, pero no tiene final. Es Inmortal.
La Atención. ES ETERNA. Yo Soy el que Soy.
La Razón. Es mortal. Yo Soy el que tiene.
La Voluntad. Es Inmortal. Yo Soy el que sabe.
Dicho de otro modo:
La Atención es Espíritu y procede del ESPÍRITU.
La Razón es Espacio y procede del Espacio.
La Voluntad es Tiempo y procede del Tiempo.
Y así es como se identifican nuestras tres voces:
Yo Soy la Atención, el libre albedrío.
Soy quién da la Vida a la Razón.
Yo Soy la Razón, la conciencia del Espacio, tengo presencia física.
Soy la Memoria Magnética.
Yo Soy la Voluntad, la conciencia del Tiempo, mi presencia es luz,
Soy la Memoria Eléctrica.
De modo, que la Razón es Espacio, frío, inerte, muerto.
Quien le da vida es la Atención.
Quien le da movimiento es la Voluntad.
El Libre Albedrío es la Atención. Yo Soy.
El cuerpo y la mente es la Razón. Yo tengo.
El campo eléctrico es la Voluntad. Yo sé.